jueves, 6 de noviembre de 2014

Nunca lo seré todo

Llorarán cenizas mis pensamientos.
Suplicarán,
pedirán la destrucción
por tanto tiempo deseada.
Las palabras enjauladas
bajo llave no encontrada
llorarán de soledad,
porque no sé cómo usarlas,
porque no sé salir de mi propio infierno.
Los recuerdos que pululan
 libremente en mi cabeza
se abren paso sin paciencia
devorando mi conciencia,
y este grito silencioso
que reside con violencia
surgirá de las pavesas
de la hoguera que custodio.
Morirá toda razón
 por desconcierto inoportuno,
y arderán mis terrores
por cuentas de amores.
Arderán mis temores incomprensibles.
Nunca lo seré todo...
si lo fuera no existiría.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Liberadnos

Un disparo al corazón
por cada pensamiento salvaje.

Liberadnos del terror
que supone la existencia
de palabras que nos guían
por caminos indebidos,
con razones incorrectas.
Salvadnos de la ficción  
que nos perfora las heridas
de la última batalla
en nuestra propia realidad,
de los sueños provocados
por lujurias reprimidas
y deseos rechazados
entre cada pesadilla.
Sacadnos de aquí.
Sacadnos de esta cueva
de ilusiones y mentiras
autoinflingidas,
de este cúmulo de polvo
que nos ciega por fuera
y nos corroe por dentro.
Que sea leve la caída,
porque caeremos pronto.
Caeremos al vacío
y seremos engullidos
por la lúcida quimera
de la pronta fantasía.
Porque somos soñadores
y soñamos con amores,
porque somos pensadores
caminantes y escritores,
porque somos buscadores
de nuestros propios mitos...
porque todos nosotros
somos vencidos.

martes, 28 de octubre de 2014

Queremos pan

Resonó el vocerío
de las gentes al gritar:
"¡Queremos pan!"

Y pan no hubo en el invierno.

Y las muertes silenciosas
de los padres y los hijos
repoblaron la colina
en forma de cementerio.

En la noche de frío traicionero
se encendían las antorchas
de los caídos,
y en las calles los caballos
(flacos y dolientes)
aguardaban a sus amos
quizá por última vez.

Más fuego había para los muertos
que para los vivos;
mientras, el gélido viento
acariciaba las finas paredes
y susurraba el tormento
de su infinita victoria.

Se escuchó la voz de un niño,
rota, a lo lejos:
"¡Queremos pan!"

Y pan no hubo en el invierno.

lunes, 27 de octubre de 2014

Redención

Redención.

Morirán algún día los esclavos
de la oscura soledad.
En su amarga tristeza,
cabizbajos, en silencio,
rezarán a su Dios buscando piedad.

Cuando les queden unos pocos minutos de vida.

Y en su lucha contra el vacío,
el enemigo más recio,
la esperanza ya fue perdida;
años atrás asumieron la derrota
de una batalla jamás rendida.

Se acostumbraron al dolor del yugo
que habían elegido; el futuro verdugo
de la eterna sumisión.
No quisieron el perdón, no quisieron
sentir sus cadenas crujir.

¡Débiles esclavos! Condenados al engaño.
Olvidaron el origen de su enfado,
y se arrepentirán por ello.
Pero será demasiado tarde.

Cuando les queden apenas unos segundos de vida.
Sabrán que sus muertes son en vano,
 sin luchar por su redención...
Ellos sólo conocen la rendición.

martes, 6 de mayo de 2014

El silencio no existe

Quisiera conocer el silencio.
El sonido nulo de la nada,
el vacío desnudo,
el tumulto nocturno,
y taciturno de voz ahogada.

Se despierta y desvanece
la palabra. A veces,
reverberan los claros de luna
por estridencias inoportunas.
A veces, la vibración invisible
es la razón de mi ruina.

Silencio.
El silencio no existe para mí.

Y sin embargo,
cierro mis labios...
sabor amargo,
silencio raudo, y embustero.

¡No es este engaño el que quiero!
No es este el feudo que añoro,
ni esta gema la que ansío.
Ambiciono algún tesoro
que jamás tendré por mío.

Jamás.

Jamás tendré el silencio.
Porque el silencio, para mí,
no existe.

jueves, 10 de abril de 2014

Caminé

Caminé por las orillas
de los mares sonrojados;
y bañé mis pensamientos
sólo en busca de escarmiento
cuando vi que no tenía 
otra guía que aquel viento.

A las doce no veía
cuántos pasos me quedaban;
mi alma nunca descansaba
de los pasos peregrinos,
ni mis pies jamás sangraron
en arena sucia o limpia.

Caminé vagando en vida,
más errando que en acierto;
y pensando que algún día
mi delirio menguaría,
caminé sin ser amado 
ni pensando que amaría.

jueves, 3 de abril de 2014

Él está loco

Él está loco, pero no sabe que yo lo estoy mucho más.

-¿Qué haces?
-Debe haber alguna forma de autocontrol visual. He leído acerca de ello, y la solución más viable para este tipo de distracciones es la autolesión continua. Cada vez que mi mirada se desvíe hacia ella, me golpearé en la muñeca bien fuerte con esta goma. Se supone que así mi subconsciente aprenderá que no debo hacerlo.
-Tú estás enamorado... no digas tonterías. Desenamorarse no es tan fácil. Y, de todos modos ¿por qué quieres evitarlo?
-No me lo puedo permitir. Odio que esto me haya pasado; nunca en mi vida lo hubiese esperado. Pero es que ella es tan preciosa. Su voz es lo más rico que mis oídos han dejado entrar en esta cabeza llena de locura, y ahora sólo padezco la locura del amor. El amor por unos ojos vidriosos, gigantes y morenos, el amor por unas curvas imposibles, el amor por un cabello que sólo deseo tener en mis manos: largo, suave, brillante. Y si tan sólo fuera por eso. Pero es que también la amo por cómo es, por cómo actúa, por cómo se mueve, por qué dice... por todo, y por nada.
>>Y ahora no puedo dejar de mirarla: no importa qué esté haciendo. Si ella está cerca, me desconcentraré sólo por mirarla y dejaré de ser productivo. Sólo hace falta que esté ahí, y no pensaré nada más que en ella. Si ella no está, simplemente me la imagino. Pero mi imaginación es completamente incapaz de hacer honor a tanta dulzura. Tan sólo quiero volver a estar atento a mi propia vida.
-No te engañes. No puedes olvidar algo así por las buenas: ella está en tu cabeza. ¿No quieres estar tú en la suya?
-No hay cosa que más desee en el mundo en este momento.
-Lo sé. A mí también me pasa.
-¿Cómo?
-No importa.

domingo, 23 de marzo de 2014

Metamorphosis

When did all the fallen leaves
appear in front of me?
Well, I used to walk alone
along these ordinary streets...
Everyday during my childhood,
every day of every week.
I won't say it wasn't scary,
'cause at night the dark was deep,
and it was so deep inside me
that I think I lost my dreams.

And I lost my pure concience
to diverge into this monster...
Now I have no dreams at all,
now I have to rest in silence.
Now I have to keep my soul
from my dangereous desire.

martes, 18 de marzo de 2014

Lástima

¡Lástima! Soy ignorado
por el juicio del deseo.
Hoy lamento lo que veo,
porque no soy aceptado en
esta limpia desventura...
por la trágica mordida
del manjar crudo y extinto.
Cuando el sol se redescubra,
veré sólo almas perdidas
en este páramo invicto.

¡Lástima! Estoy cegado
por faros de mala suerte.
Y me olvido de que pienso y
mi ambición subyace inerte...
mi sueño es lúcido y breve,
como breves son los días
que te veo enfrente mía,
tristes días, porque pienso
que estoy cerca de tus labios
pero lejos de tus besos.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Heridas invisibles

Soy el Dios de la incerteza
en el orden absoluto.
Me gobierna una mentira
que destruye mi alma inepta
y mi corazón corrupto.
Más quisiera yo pedir
si merecerlo pudiera;
que me equivoco por vicio
y por costumbre desisto
en mi afán de fantasías
entre sueños y quimeras.

Ya no me atrevo a llorar,
porque no me quedan lágrimas
que derramar en este día.
Maldigo esta obsesión mía
que no alcanzo a descifrar,
mientras duermo castigado
por lujurias y codicias...
Y despierto ensangrentado;
tengo el corazón abierto
y medio pecho desgarrado.
-¡Disfrazaré mis heridas!
-es lo primero que pienso.

La utopía

Buscando entre una montaña de papel me encontré con algo interesante, casi sin querer. Mi yo de hace unos meses lo guardó bien guardado.

Pinta corta la distancia pero largo el recorrido.
Y de tanto divagar en utopías,
perdemos el camino. Perdemos de vista un rumbo
que no tuvimos, y encontramos el vacío,
cada día.

Nos devora la obsesión, y buscamos distracción
inútilmente. El ridículo intimida,
y no actuamos. Ignoramos nuestra suerte, a veces
nula; nos cegamos, ya por costumbre...

Despidámonos
sin hacer ruido, y arrastrando los pies,
porque no sabemos qué queremos
y queremos por querer.
No hay escapatoria de nosotros mismos.

martes, 21 de enero de 2014

Sueños

Camino entre las calles de alguna ciudad desconocida. Son calles desordenadas, como si quisieran que me perdiese estúpidamente, pero preciosas y llenas de luz, casi demasiado. El cielo está completamente cubierto de un blanco inconfundible. Giro las esquina según me apetece hasta llegar a lo que parece una plaza enorme y casi vacía. Tan sólo puedo ver a un anciano, trajeado y sentado en una silla de bar. A medida que me acerco lo puedo diferenciar con detalle: su traje es gris como su cabello corto y bien peinado, y lleva gafas finas y discretas. Parece una persona de baja estatura y está inmóvil, esperándome mientras me mira. Y yo camino hacia él porque no hay nada más que hacer. Este lugar me ha atrapado como un laberinto sin pérdida pero sin salida. Estoy tan solo que la idea de compañía me asusta. Y él... simplemente está ahí mientras me acerco.

Me fijo en esta ciudad aberrante e intento descifrarla. Los portales de todas las cases son idénticos y no tienen número alguno, el suelo es perfecto y sin falla ni accidente a la vista. Todos los árboles son naranjos y rebosan de su fruta. Aún así, el gris domina y el paisaje entristece, porque todo está tan cerrado, plano y adormecido. Casi sin intención de existir. La contradicción visual me confunde y me hace pensar si este lugar me intenta engañar con esta apariencia imperfecta y despistada por momentos. Y pienso si esta ciudad soy yo.

Me encuentro enfrente del anciano, y me habla.

-¿Tú no escribías poesía?
-Aún lo hago.
Es cierto. No tanto como querría, pero escribo poesía.
-Últimamente no sé nada de ti. Te necesito, necesito que escribas más. Quiero más poesía tuya.
-Mi poesía es solo mía. No te pertenecemos, anciano.
¿Qué se ha creído? Mientras me habla, no se mueve ni cambia su expresión. No me mira tristemente, ni enfadado. Sólo está sereno y eso me pone nervioso.
-Pero quieres dármela, y yo quiero que me la des. Sólo tienes que escribir y todo irá bien.
-¡No puedo! ¿Crees que esto es fácil? Estoy cansado y aborrezco mis versos. Necesito algo más.
-No seré yo quien te ayude.
-No necesito tu ayuda. Crees que la poesía son sólo unas palabras bonitas, y te equivocas. La poesía es mi vida resumida. Lo que no quiero ver pero veo. Lo que deseo y lo que pienso. Lo que quisiera hacer. Mi poesía es lo que siento... y conozco lo que siento porque siempre es lo mismo, pero no lo entiendo. Si no entiendo lo que siento, no entiendo lo que escribo.
-Entonces no sientas.
-Entonces no escribo.