miércoles, 27 de marzo de 2013

Me queda el día

Caigo rendido y muerto de sed,
sediento, me ahogo, respiro más lento,
la hierba fresca alivia mi frente.
Dementes mis ojos, que quieren verte,
que buscándote caigo, pierdo el aliento,
y sobrevive el recuerdo, mas miento,
miento por mí, por algo más...
Siempre ha sido así,
y siempre así será.

La realidad se me olvidó, no sé cuál es,
por jugar con ella la hice desaparecer,
no sé quién soy, ni quién seré.
No te veré, por culpa mía,
en mí floreció la mentira,
de mí se escondió la verdad,
porque no soy el único, hay alguien más...
Siempre ha sido así,
y siempre así será.

Aquí está mi escondite, éste es mi hogar,
ésta es mi humilde morada, pasad;
suficiente, media vuelta, fuera de aquí,
tengo que estar solo, tengo que pensar,
tengo que olvidar, tengo que perder
las conmociones de ayer
porque grito al despertar.
Siempre ha sido así,
y siempre así será.

Usurpado, muero en el sueño
encarcelado, y soy el dueño
de la llave de mi celda,
que no sé cómo se abre
pero sí cómo se cierra...
quiero abrirla, antes que muera
mi ansiedad por escapar.
Siempre ha sido así,
y siempre así será.

Lo que me queda es el día,
tu nombre a medio acabar.
Siempre ha sido así,
y siempre así será.

martes, 19 de marzo de 2013

Carmesí.

Mi piel se eriza:
al viento,
tus cabellos,
al viento brillan.
Y brillan tus ojos
siempre en el día...
que son tus rizos
que yo querría
con tu dorado
cabello, el oro.
Hechizo en tu mirada:
quiero ser víctima
cada día que pasa.
Y cada día caer
a tus pies,
que quiero verte,
te quiero... ver.
Devórame, carmesí.
Devórame, porque sí.
Me matas al sonreír.
Quiero vivir,
devórame, carmesí.
Te apoderas de mí,
al sentirte, lejos de aquí,
el silencio romper, carmesí.
Que no siento
tu piel,
y por qué...
que no puedo,
no puedo tener.
No puedo, carmesí,
no puedo tenerte a ti.
Te quiero, carmesí,
te quiero porque sí.

sábado, 2 de marzo de 2013

Arena.

He sido víctima una y otra vez,
de esas, sus fauces: la tentación.
Tiendo al vacío, que es mi temor.
He caído rendido, no sé por qué,
a ese cabello, la perfección.
Quiero tus labios... pido perdón.

Es el aire, el que vira y suspira.
Mi gran envidia: vive contigo,
tu acompañante, mi gran amigo.
Son mis ojos: te buscan y te miran.
Cuando te encuentro, olvido el brío.
Cuando no estás, pierdo el instinto.

Roza el viento las aguas cristalinas
de riachuelos cerca del mar:
iris en tus ojos al brillar.
Bajo el cielo los árboles suspiran...
sólo el silencio les oye hablar,
callando siempre, si tú no estás.

En la orilla resuena tu violín:
eco en las montañas y praderas,
dueño de los sueños que despierta.
Dueña de la sombra del jazmín
es tu voz, tu voz que en mi cabeza
vive, que en mi cabeza se queda.

No tengo miedo al rechazo: hoy no.
Tengo miedo a perderme entre dunas
por no encontrar tu claro de luna.
Luna de Sevilla, humillas al sol.
Aprópiate de mi alma y mi pluma,
destruye mi quimera nocturna.

Arena.
Sin palabras me quedo por arena.
Tan sólo quiero arena.