¡Lástima! Soy ignorado
por el juicio del deseo.
Hoy lamento lo que veo,
porque no soy aceptado en
esta limpia desventura...
por la trágica mordida
del manjar crudo y extinto.
Cuando el sol se redescubra,
veré sólo almas perdidas
en este páramo invicto.
¡Lástima! Estoy cegado
por faros de mala suerte.
Y me olvido de que pienso y
mi ambición subyace inerte...
mi sueño es lúcido y breve,
como breves son los días
que te veo enfrente mía,
tristes días, porque pienso
que estoy cerca de tus labios
pero lejos de tus besos.
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